La brecha digital ya no es asunto exclusivo de las personas, hoy en día con los retos que impulsó la pandemia de COVID-19, la brecha digital afecta por igual a empresas y organizaciones.
En la actualidad, el rezago digital y tecnológico de las organizaciones es otra brecha que se abre y que afecta ya la capacidad de producción e integración de muchas empresas a los mercados productivos.
En el contexto actual la innovación y la adopción de nuevas tecnologías son tópicos fundamentales para la integración de las empresas, pero estos elementos no están siendo adoptados incluso por decisión propia por algunos líderes, ya que prefieren optar por dinámicas empresariales que parecían superadas durante la pandemia y algunas otras empresas lo hacen debido a los rezagos económicos.
Por otra parte, el Índice de Desarrollo Digital Estatal (IDDE), indica que en 2021 la Ciudad de México es la entidad número 1 en este estudio, realizado por la organización Centro México Digital, el cual es una evaluación cuantitativa que tiene el objetivo de medir el proceso de transformación digital en las entidades federativas basadas en tres pilares fundamentales: Infraestructura, Digitalización de las Personas y la Sociedad e Innovación, y Adopción Tecnológica en las Empresas.
El IDDE tiene como objetivos específicos conocer el grado de digitalización de los Estados, identificar debilidades y áreas de oportunidad en los procesos de transformación digital en las entidades e identificar y cuantificar su valor en el desarrollo económico a nivel nacional.
Contrario a la Ciudad de México, otras entidades del país aparecen con rezagos importantes en materia digital, entre ellos están Oaxaca, Estado de México, Tlaxcala, Chiapas y Guerrero.
En términos generales, en el mundo empresarial el efecto de la brecha digital no se limita únicamente al acceso a nuevas tecnologías por parte de las organizaciones. El principal problema a la hora de incorporar nuevas tecnologías es el diferente grado de cualificación en cuanto al dominio de nuevas tecnologías entre los empleados.
Una parte de los trabajadores de una empresa pueden adaptarse rápidamente al uso de nuevos hardware o software para poder trabajar así de una forma más productiva, mientras otra parte de la misma compañía simplemente no tienen esas habilidades, ellos son a quienes se les debe capacitar para rebasar un peldaño del rezago.
Además, hoy en día la integración de las nuevas tecnologías en los procesos de generación de valor añadido de las empresas, independientemente del sector, es de vital importancia ya que afectan directamente a la productividad.
Las formas tradicionales de gestionar negocios o de poner a disposición de los empleados la información adecuada sin el apoyo de las nuevas tecnologías puede tener un importante impacto negativo en la productividad de las empresas. Podemos decir que si los trabajadores de una empresa no saben como usar las nuevas tecnologías, es el equivalente a afirmar que la productividad de una compañía siempre estará por debajo de su verdadero potencial.
Esta desigualdad en el uso de la tecnología puede crear una gran brecha digital, la cual en términos generales no va a superarse por sí sola. En la etapa prepandemia la digitalización empresarial se veía como un lujo o una opción, una vez llegada la pandemia, la digitalización obligada presentó tiempo récord de implementación, adaptación y uso, pasando de un día para otro a ser una realidad empresarial, laboral, personal y de uso cotidiano.
No esperemos a que surja otra emergencia para superar las brechas tecnológicas que se imponen en una organización, la inversión, capacitación de personal en torno a ello y seguimiento son temas ineludibles, si queremos que las organizaciones perduren y atraviesen periodos de transformación acelerada como la que vivimos.
Fuentes: